miércoles, 26 de mayo de 2010

Signos de amistad



Para definir la amistad hay que seguir la característica del pueblo argentino: la vocación por la misma. Los argentinos se sienten los mejores amigos del mundo y, de alguna manera, demuestran que lo son; dicen que la amistad es el amor sin sexo, tanto entre hombre y mujer, hombre y hombre o mujer y mujer.

El amor se da por la semejanza, por la similitud; la amistad se da por las diferencias. La amistad es gozar con el otro, con el interlocutor, las diferencias entre ambos. El amigo me completa. Su mundo, sumamente diferente del mío, acaba siendo necesario para que mi mundo se vea a sí mismo.

La amistad es la validez de las diferencias para construir un diálogo; el ser humano necesita el diálogo. Tengo pocos diálogos, tengo muy pocos amigos, pero son indispensables para que viva, para que entienda que la vida tiene algún sentido. Yo solo, metido en mi pequeña biblioteca, me consumiría pronto. La soledad hace sufrir; uno necesita del otro, oír la voz del otro, fuerte, para poder vivir.

Borges decía a los 84 años: “Seguir siendo Borges, para toda la eternidad, qué profunda fatiga”. Ricardo Garibay solo, conmigo, qué profunda fatiga. Necesito de los demás.

La amistad es necesaria porque es el diálogo para construir la vida; es el otro que está delante de mí y me da la réplica a lo que pienso o siento. Sin eso no hay vida.

Se debe cultivar la amistad, porque no se puede vivir a solas. Sólo los animales y los ángeles soportan la soledad; en caso de que los ángeles existan. La soledad es antihumana y hace sufrir, cancela las posibilidades de evolución. Hay que tener un espíritu muy poderoso para soportarla.

Las amistades tienen que venir cambiando conforme se vive. Es necesario porque los intereses cambian mucho en la vida diaria, según se van cumpliendo los años o los muchos años. De manera que el compañero de los 25, 30, 40 o 50 años, ya no es el buen compañero para los 70. Deben cambiar las amistades, de acuerdo; pero también es cierto que uno necesita que cambien las amistades porque ya se pide mucho peso en el interlocutor, para ir en paz con él, para ir en paz con uno mismo. Es necesaria una extensa comprensión, una extensa pulcritud intelectual en el interlocutor para poder navegar con él; porque uno ha venido haciendo lo mismo, ha venido estudiando toda la vida. Ya no cualquiera cumple la función de la amistad, se exige mucho, se pide mucho.

Son varias exigencias que hacen que el amigo sea más difícil de hallar. No se vive a solas ni se vive con el interés suficiente como para imponer a los demás su voluntad. Se vive intercambiando voluntades, y el amigo tiene que ser cercano y parecido.

Transcripción de Luz Badillo.

Texto tomado del libro Signos vitales de Ricardo Garibay, Iris Limón. Ciudad de México, Editorial Colibrí, 2000.

Ilustración: Rafael Hernández H.

1 comentario:

  1. Es un esbozo, una aproximación inteligente y un tanto sentimental del maestro Garibay. Gracias,Josefina y Josefinos, por este espacio que permitirá el acercamiento, sobre todo de las nuevas generaciones, a la obra de don Ricardo.

    ResponderEliminar

Aquí puedes escribir tu comentario.